Durante una visita a una juguetería Martin roba un muñeco pero rápidamente los del almacén lo ven y lo llevan a las oficinas de seguridad, donde también llevan a Susan, una chica que simplemente pasaba por allí pero piensan que podría estar compinchada con Martin.
Durante su estancia en las oficinas de seguridad Martin se hará pasar por disminuido psíquico y dirá llamarse Georgie. Este hecho hace que Susan sienta lástima por él y pague el juguete.
Martin, que vive en una familia acomodada y tiene problemas de convivencia con su padrastro, comienza a seguir a Susan, de la que se ha enamorado, y descubre que vive en una pensión de la que su madre es la dueña. El chico, volviendo a usar su rol de disminuido llamado Georgie, se presentará en la pensión con la excusa que su padre ha marchado de viaje y le ha dado dinero para que se aloje en la pensión, con la no muy sana intención de entablar relación con Susan.
Sin duda Nervios rotos bebe, y mucho, de Hitchcock, la influencia de ese psichokiller taradísimo a lo Psicosis es más que evidente. Ya desde los títulos desde sus títulos de crédito que parecen paridos por Bass o su banda sonora por obra y gracia de Bernard Hermann, que sería el artífice por el cual hoy en día se recuerda esta película, y es que en ella podemos encontrar el maldito y bastardo silbidito que Tarantino uso en Kill Bill (para fortuna de los politonos).Además que en el reparto se encuentran Barry Foster y Billie Whitelaw, que protagonizaría años después Frenesí.
En Nervios rotos encontramos un detalle que casi parece una rareza sólo reservada para la serie B-Z de ciencia ficción de la época (los años 60), un constante uso de términos genéticos para explicarnos las posibilidades que una persona nazca con alguna deficiencia si su anterior hermano ha padecido algún trastorno. Y sólo en esa época se podía usar un término tan políticamente incorrecto hoy en día como es el de mongólico.
Aunque curiosamente en el momento de su estreno aparecía una voz en off al inicio donde indicaba que los productores querían dejar claro con no había razones demostradas científicamente entre el mongolismo (llamémosle síndrome de down) y el comportamiento criminal.
Son todos estos elementos tan de baratillo para dar cierta verosimilitud y realismo a la explicación médica de estos desequilibrios mentales que hace que por momentos la película nos parezca ridícula, pero aparte de esto luce momentos realmente interesantes. Toda la relación del protagonista con su padrastro que tiene su cenit en el garaje familiar está muy bien llevada.
El director de todo esto es Roy Boulting, que hizo unas cuantas películas con Peter Sellers en los 60 y 70, y que parte del grueso de su filmografía, como la que nos ocupa, producidas por su hermano gemelo John, con el que se iba alternando el rol de productor-guionista-director.
Una curiosidad del film es que John Schlesinger se fijó, y muchísimo, en el film de Roy Boulting para realizar su De repente, un extraño.Para empezar la banda sonora que compuso Hans Zimmer tiene momentos muy parecidos a lo que realizó Hermann (obviando el silbidito, of course).
Aparte de ciertos paralelismos en la historia de los hermanos tarados, que en De repente, un extraño se deja muy en el aire, los clímax final de ambas películas en casi idéntico. En el film de Boulting su protagonista femenina, Susan, sube a su habitación y se la encuentra totalmente desordenada y su ropa rota. Detrás de ella Martin/Georgie, pistola en mano, le observa y cierra la puerta para poder avasallarla. Paralelamente abajo está medio dormido/borracho un huésped de la pensión que al darse cuenta de que algo va mal, ya que buscando madera para la chimenea en la caseta del jardín encuentra el cadáver de la madre de Susan, y llama a la policía que tendrá que tirar abajo la puerta de la habitación donde Martin/Georgie tiene retenida a Susan.
En el film de Schlesinger Matthew Modine está medio dormido en el sofá convaleciente de un disparo. En el piso de abajo Melanie Griffith se encuentra restaurando el apartamento que Michael Keaton ha dejado totalmente desvalijado y destrozado y sin que ella se entere éste aparece detrás de la puerta cerrándola para que Modine no pueda entrar. Y aunque no lleve pistola usa una pistola de grapas para atormentar a Griffith.
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