A mediados de los 80 las adaptaciones de cómic al cine eran poco menos que inexistentes. El Superman de Richard Donner tenía prácticamente una década y las secuelas decaían en interés, por no hablar que la cuarta entrega, producida por la Cannon, que estaba a la vuelta de la esquina y sería el final de la franquicia durante décadas. El film de Howard el pato había sido un fracaso estrepitoso y el Castigador/Punisher era una agradable serie B que era simplemente eso, una serie B que en el mejor de los casos sacaría algo en su paso por videoclubs. Por lo demás en televisión apenas quedaban esporádicos telefilms del Hulk de Ferrigno-Bixby y El gran héroe américano, que jugaba más en la liga de la parodia cómica. Es por todo ello que, a finales de los 80, una apuesta por una serie de televisión protagonizada por un superhéroe era nadar a contracorriente.
Lo que aquí se conoció como Capitán Justicia nació con el título de True Believer, luego pasó a ser True Colors y definitivamente estrenada como Once a Hero, en un proyecto nacido de la mano de Dusty Kay. Producida por la New World, cuando, precisamente, acababa de comprar una Marvel con grandes problemas económicos. Cosa a la que no era ajena esta empresa nacida de la mano de Roger Corman en los 70, aunque por aquellos días el productor hacía tiempo que había salido de la compañía que también estaba inmersa en una crisis con una deuda superior a los 300 millones de dólares. Es por eso que es extraño que New World se metiera en estos berenjenales, sabiendo que la serie solamente le propiciaría ingresos a la larga, cuando superase los 100 capítulos y entrara en sindicación.
Para dirigir el piloto se contrataría a Claudia Weill, que apenas había dirigido dos largometrajes. Por un lado un film independiente con cierto culto como Las amigas, que permitió dar el salto a un gran estudio con Ahora me toca a mí, comedia romántica al servicio de Jill Clayburgh y Michael Douglas que recibió malas críticas y su rodaje fue un cúmulo de problemas ante las malas maneras del productor Ray Stark. Esta mala experiencia le hizo que Weill se alejase del cine y se refugiase en la televisión.
Para encarnar al héroe se escogió a Jim Turner, que no tenía una carrera en televisión o cine que fuese demasiado destacable, y era más conocido en pequeños círculos por actuar en compañías de teatro o hacer giras con una banda que tocaban con instrumentos de juguete.
También
contaron con Robert Forster; Caitlin Clarke (la chica de El dragón del lago de fuego), Milo O’Shea (el Dr. Durand Durand de Barbarella), Dianne
Kay (una de las hijas de Con 8 basta), y Josh Blake (el sobrino de los Armonía en Alf).
En la ciudad de Pleasantville viven multitud de supervillanos. Por suerte para sus ciudadanos el Capitán Justicia siempre está al rescate de los más necesitados. Escondido bajo la falsa identidad de un profesor escolar llamado Brad Steele, nuestro protagonista empieza a tener una sensación de dejà vú en sus aventuras y comienza a notar que su cuerpo y el del resto empiezan a desvanecerse. Todo ellos viene dado porque en el mundo real Abner Bevis, el dibujante de el Capitán Justicia, tiene problemas para crear nuevas aventuras de su personaje y las ventas han decaído hasta el punto que la editorial planea la cancelación de su tebeo. Pero nuestro héroe, siendo consciente de su condición de personaje ficticio, decide aventurarse en la zona prohibida para llegar a nuestro mundo e intentar arreglar el desaguisado, sin tener en cuenta que aquí no tiene superpoderes.
Después de rodar el piloto y hacer las pertinentes proyecciones de prueba, los directivos comenzaron a dudar del producto y a verlo demasiado cómico, así que decidieron prescindir de Jim Turner y contratar a Jeff Lester, actor con algo más de presencia corporal (pero con un currículum más pobre) siendo un esporádico secundario en varias series televisivas. Con el nuevo fichaje se volvieron a rodar las escenas del piloto que requerían su presencia, haciendo, además, algunos ajustes tan llamativos como que Pleasantville es una ciudad formada por elementos con estética de comic en 2D (el mismo recurso que usarían años después en Cool World. Una rubia entre dos mundos). Y también se rodaron los siguientes 6 capítulos que acabarían formando la primera temporada, cada uno con un coste de algo más de 1 millón de dólares, de los que el 80% corría a cargo de la ABC..
El 19 de septiembre de 1987 sería el fatídico día que se estrenó la serie, siendo un fracaso de audiencia. Entre otras cosas porque varias de las emisoras de la ABC decidieron no emitirlo porque el piloto les había parecido muy malo y directamente emitieron episodios de Star Trek. Además, el horario de prime time un sábado por la noche nunca ha sido sinónimo de éxito en la televisión norteamericana.
El 7 de octubre, después de solo 3 capítulos, la serie sería cancelada definitivamente, permaneciendo el resto de episodios perdidos para siempre y dejándonos con las ganas del “famoso” episodio donde Adam West interpreta al actor que encarnaba al Capitán Justicia en la serie dentro de la serie. Más meta que eso ya no hay nada.
Además de no contar con el respaldo de la propia cadena, el público tampoco le hizo mucho caso. No hay que olvidar que el mundo de los comics en la época era totalmente de nicho y la gran masa apenas estaba familiarizada con Batman, Superman y poco más. Si añadimos que estamos en la época que Frank Miller y compañía estaban lanzando obras que poco o nada tenían para los más infantes, comprenderemos que Capitán Justicia ni interesase al público generalista y mucho menos a los fans de las grapas. Y eso que desde Marvel lo intentaron, lanzando un cómic que llegó a adaptar el piloto pero que se quedó en apenas 2 números publicados.
Curiosamente aquí nos llegó directamente a VHS el piloto de la mano de José Frade, no podía ser de otra forma estando detrás la New World, con la que debía tener algún acuerdo porque en aquellos años distribuyó muchísimos de sus títulos (Transilvania 6-5000, Vamp, Se busca vivo o muerto…), con el título de Capitán Justicia. Pero lo más fascinante es que el piloto que nos llegó fue el primero, el protagonizado por Jim Turner cuando se emitió bajo el título de True Colors y antes de que añadieran los decorados en 2D. Además, se conservó un prólogo con una falsa entrevista a Stan Lee. Cosa muy extraña ya que en USA y otros mercados también se llegó a editar el piloto en VHS pero sería la segunda versión ya con Jeff Lester como protagonista.
Después de unas cuantas décadas el personaje ha quedado totalmente en el olvido y seguramente descansa en el limbo que Marvel tiene reservado a los personajes ninguneados. Está claro que al no llegar a tener ni siquiera una temporada completa nadie le da cancha ni siquiera como elemento curioso más allá de alguna entrada en algún blog, lo que significa que nunca tendrá ni una aparición esporádica en algún cómic y mucho menos en una serie o película.