martes, octubre 30, 2012

Ejecutivo ejecutor

Ejecutivo ejecutor Michael Caine

Si en los 80 reinaron los asesinos enmascarados de los slasher, en los 90 pasaron de moda para dar paso a unos psychokillers más reales y tangibles. Personajes que ni llevaban máscaras ni tenían un aura sobrenatural, se trataba de darles un toque más terrenal, lo que hacía que nos afectara más la película. Ahora ya no eran seres resucitados los que perseguían a los pobres infelices con los que se topaba, si no tíos normales y corrientes con los cables cruzados, cualquiera podía ser el psychokiller: el vecino de al lado que se había cargado a toda su familia y las tenía enterradas en el patio, el panadero que carboniza a sus víctimas en el horno del pan... cualquiera era valido para darle tensión al asunto.

martes, octubre 23, 2012

Licencia para matar

Licencia para matar James Bond

Se cumplen 50 años del agente secreto más famoso en el cine, y no está de más dedicarle unas líneas, aunque sea a uno de sus films más criticados. Ahí está la gracia.

Nunca he sido seguidor de las aventurillas del vividor/follador de Bond, pero, como la mayoría, he ido viendo sus pelis, quizá más por todo el envoltorio de gadgets y demás parafernalia que por las intrigas en sí. Aun y así las nuevas pelis, las de Daniel Craig, me las veo en el cine, que estas sí me gustan.


Licencia para matar James Bond

La primera, y única hasta la última etapa, que presencié en una sala de cine fue esta Licencia para matar en una veraniega noche de 1989. Y claro, con 9 añitos pues a uno le impresionaba bastante este tipo de productos. Sobre todo porque nos encontramos con un Bond bastante atípico, bastante más cercanos a las venganzas justicieras del bueno de Charles Bronson que a las anteriores películas interpretadas por Connery y Moore. Dejándo un poco de lado los gadgets y centrándose en vengar a su amigo Felix Leiter, al que le han matado a su mujer y le han cortado las piernas, Bond entra en modo adrenalina sin el amparo del Servicio Secreto Británico, que le ha revocado su licencia para matar (en un primer momento el film llevaba el título de Licencia rebocada). Todo ello para acabar en América del Sur detrás de un narcotraficante.


Licencia para matar James Bond
John Glen y Timothy Dalton

Una de las cosas curiosas nos la encontramos nada más empezar, ya que aquí el prólogo es parte de la historia y no una aventurilla más de 007. Aquí el tema va de como Bond y Felix, minutos antes de la boda de este último y enfundados en sus chaqués, emprenden la captura del narcotraficante Sánchez, encarnado por Robert Davi, el malo de la función, y que me sorprendió mucho su paso de malo simpaticón en Los goonies al pedazo de cabrón que encarna aquí. Él mismo decía que el papel del que más orgulloso se siente es de este.


Además de tener por ahí a un primerizo Benicio del Toro, Anthony Zerbe (el malo de El último hombre vivo), Everet McGill y las jamelgas Carey Lowell y Talisa Soto.


Licencia para matar James Bond

Dirigida por todo un especialista en la saga como John Glen, que venía de dirigir Solo para sus ojos, Octopussy y Panorama para matar; además de haber sido montador de Al servicio secreto de su majestad, otro Bond machacado en su día y ahora tenido mucho más en cuenta y que guarda algún que otro paralelismo con este Licencia para matar.

Además de que en los dos films tenemos a los actores más maltratados por los fans: George Lazenby y Timothy Dalton. Este último ya había hecho un par de años antes su debut en la saga Bond con Alta tensión, curiosamente celebrando el 25 aniversario de la saga


Licencia para matar James Bond

Volviendo a Licencia para matar. Estamos ante un título bastante menospreciado, pero que el paso del tiempo no ha hecho más que subrayar ese buen intento de dejarse de patochadas espaciales como Moonraker y centrarse más en la acción pura y dura. Sin duda un antecedente a lo que décadas después nos vino con Casino Royale. No hay más que ver la persecución final con los trailers. Pura testosterona que podían haber sacado perfectamente de los mejores Stallone o Arnold.


Licencia para matar James Bond


Licencia para matar James Bond

Licencia para matar, que durante ese verano se vio las caras en taquilla con Batman, Indiana Jones y la última cruzada, Arma letal 2 o Cariño, he encogido a los niños, fue un éxito moderado, cosechando más de 150 millones de dólares en todo el mundo, pero las espectativas del estudio eran mucho más altas y no acabaron satisfechos. Además, la cosa estaba bastante caldeada entre la productora y la Metro Goldwyn Mayer que tuvieron bastante problemas legales con el personaje. Este hecho propició que nunca hubiera otro Bond con Timothy Dalton, que tenía contrato hasta 1990, y se tuvo que esperar hasta mediados de los 90 para ver otra tropelía del agente secreto, esta vez con el sosainas de Pierce Brosnan.


martes, octubre 16, 2012

La novia cadáver

La novia cadáver


Pesadilla antes de Navidad
fue una cosa rara. Tim Burton solamente podía hacerla en Disney porque ellos tenían los derechos de un poema que escribió una década atrás cuando trabajaba allí; Disney le dejó hacerla para (volver a) tener entre sus filas al director estrella de primeros de los 90, ajustándole al máximo el presupuesto, eso sí; y, al final, pese a sus grandes críticas, el film no acabó de funcionar económicamente todo lo que se esperaba de ella. En USA apenas llegó a los 50 millones de dólares recaudados y en el resto del mundo unos 25 más. Cifras muy lejanas de los 500 millones que amasaban Aladdin o La bella y la bestia en aquella época.


La cuestión es que el film dirigido por Henry Selick hizo lo que en las editoriales se conoce como "libro de fondo", esto es: que sin hacer mucho ruido acaba sacando tajada al cabo del tiempo. Este éxito a largo plazo no se originó en los cines, si no que lo hizo en el merchandising. Aquí, por ejemplo, llegó bastante tarde, cuando la película ya era un fenómeno de culto, pero ya habíamos podido encontrar cosas en tiendas de importación a precios exageradísimos.



Desconozco a ciencia cierta si Burton tenía y/o tiene derechos sobre todo lo que salió alrededor de la película, pero me huelo a que sí. Con lo que parecía cuestión de tiempo que el director de Sleepy Hollow volviera a ponerse manos a la obra en un proyecto parecido.

A principios del 2000 Disney tenía en mente hacer una secuela, algo fácil de vender sin complicarse la vida: cambiar la ciudad de la Navidad por la de acción de gracias y cosas por estilo, y rodarla en animación por ordenador. Pero Burton no quería que le tocaran un proyecto tan personal y consiguió disuadirles del engendro que se acercaba.

 La novia cadáver

En lugar de hacer una secuela, Burton se decantó por una película nueva. Llamémosle por interés artístico o para poder sacar una nueva línea de muñequitos y camisetas. Elíjase la respuesta correcta.

Como Burton y Henry Selick habían partido peras después de James y el melocotón gigante, hubo que buscar a otro que llevara la dirección del proyecto, el elegido fue Mike Johnson, al que ya conocía de la época de Pesadilla; aunque luego Burton apareciera también como co-director, es bien sabido que este se pasaba por el set muy de vez en cuando.

La novia cadáver, que se basa en un cuento ruso del siglo XVI, empezó a rodarse en enero de 2004 para poder estar lista casi dos años después, en otoño de 2005. El film funcionó bastante bien en taquilla, logrando 120 millones de dólares, a los que hay que sumarle el consiguiente merchandising con el que nos bombardearon mucho antes del estreno. La lección estaba aprendida, un muñeco es más dinero en el bolsillo que una entrada vendida.

La novia cadáver

En el momento de su estreno no me gustó demasiado, las comparaciones con Pesadilla, por mucho que nos duela, son irremediabes. Burton, animación stop motion, canciones, monstruitos... no hay otra forma de verla, la comparación se tenía que hacer sí o sí.

Además de la cantidad de paralelismos que nos encontramos: la preparación de la boda es igual que cuando preparan la navidad; el protagonista estéticamente parece la versión carne y hueso de Jack Skellington, al igual que la novia recuerda mucho a Sally, y además tiene un perrito huesudo idéntico a Zero.
También podemos ver cosas de Bitelchús: el leimotiv del film, una novia muerta, recuerda mucho a Geena Davis cuando la resucitan y envejecen enfundada en su traje de boda, o la aparición de los muertos durante el banquete es como en Bitelchús cuando cenan bailando al son de Harry Belafonte.

La novia cadáver

Como ya es normal en este tipo de producciones nos encontramos muchas caras conocidas poniendo la voz en su versión original: los cansinos de Johnny Depp y Helena Bonham Carter, Albert Finney, Michael Gough (el Alfred de los primeros Batman) en uno de sus últimos trabajos y Christopher Lee. Que como curiosidad hay que decir que fue el actor que más recaudó en 2005, ya que ese mismo año se estrenaron 3 películas en las que participó y tuvieron recaudaciones muy altas: La venganza de los Sith, Charlie y la fábrica de chocolate y la aquí comentada La novia cadáver.
Por fortuna en la versión doblada tuvimos unas voces en condiciones y no nos encasquetaron a los famosos de turno con sus coletillas.

La novia cadáver

Por eso, casi una década después, es buen momento para recuperarla. Y es ahora, ya liberado de prejuicios y muñecos en cualquier juguetería, cuando la podemos ver menos intoxicados.
Y debo decir que me ha gustado mucho más. Técnicamente se nota que habían pasado casi 10 años desde Pesadilla y que contaban con mucho más dinero, en el film de 1993 tenían que currarse trucos puramente artesanales con algodón y la silueta de los duendecillos de Santa Claus con cartulinas para dar el pego. En 2005 la tecnología estaba en un punto que hay momentos que uno se pregunta si realmente está hecha con muñecos fotograma a fotograma, o la han pasado por 500 Mac's. Seguramente eso es culpa de haberle metido demasiados filtros para conseguir esos colores tan vivos cuando están en el mundo de los muertos, que contrastan con los grises mortuorios del mundo de los vivos.

Ritmo endiablado en sus escasos 70 minutos, con un final imposible si hubiera sido una producción Disney, es lo que nos espera si le damos una segunda oportunidad. Con el único pero de su banda sonora, con un Elfman no excesivamente inspirado. El listón estaba demasiado alto.



domingo, octubre 14, 2012

Striker

Striker Supernintendo super nes nintendo

Allá por el lejano y olímpico año 1992 apareció en Liverpol una nueva desarrolladora de videojuegos llamada Rage Games. Ese mismo año publicó Striker, siendo distribuidora por Elite (programadora y distribuidora que vivió sus años dorados en los ochenteros ordenadores de 8 bits). El juego fue un éxito sorpresa, vendiendo más de un millón de copias. Eso sí, en sus diferentes formatos, ya que el juego salió en Amiga, Mega Drive o Super Nintendo, entre otras. Es la versión de esta última plataforma en la que me voy a detener, ya que es la jugué y exprimí hasta sacarle la última de gota de jugo a sus escasos megas.

domingo, octubre 07, 2012

Snake eyes (Ojos de serpiente)

Snake eyes (Ojos de serpiente)

Tengo que reconocer que me he aficionado a Nicolas Cage. Mucho.
El tío se me hacía dormidina en su etapa de actor gana Oscars con Living las Vegas, Red Rock West, Te puede pasar a ti o incluso en la peor película de Lynch, Corazón salvaje. Curiosamente es a partir de ganar el Oscar que entra en su etapa más comercial y engendra La roca, Con air, Cara a cara o Asesinato en 8 milímetros. Títulos, en su mayoría, llenos de adrenalina que hacen saltar las taquillas.

Pero todo lo que sube baja, y entrados en el nuevo milenio su carrera pega un giro en el que protagoniza pelis con toda la desgana del mundo, con poca patilla y mucha peluca: Ghost rider y secuela, En tiempo de brujas, Furia ciega o El aprendiz de brujo. Todo vale con tal de hacer caja y solventar problemas económicos. Ojo, películas que una vez vistas se olvidan facilmente pero que, en general, son tremendamente entretenidas y nos hacen pasar unos buenos 90 minutos.
Nicolas Cage se convierte en el actor mercenario, le da igual protagonizar lo que sea mientras pueda pagar las facturas del fisco. Es el Elton John del cine, con la diferencia que uno colecciona cómics y el otro bisoñés. Y es precisamente esta última etapa la que más me gusta de él.


Snake eyes (Ojos de serpiente)

Pero hoy toca hablar de Snake eyes, que pertenece a esa etapa de finales de los 90 donde sus films tenían buena repercusión en las plateas.

De Palma venía de rodar Mission: Impossible y quedó tan contento con el guionista David Koepp que quiso seguir colaborando con él. Ahí nació la historia de un crimen desde diferentes puntos de vista.
En un principio se pensó en Al Pacino para dar la réplica a Cage, básicamente el papel fue escrito para él. Pero en preproducción De Palma pensó que la diferencia de edad convertiría esa relación en un rollo hermano mayor-hermano pequeño y decidieron buscar a otro actor con una edad parecida, ahí entró en juego Gary Sinise, que luego aparecería en la siguiente del director, Misión a Marte.


Snake eyes (Ojos de serpiente)
Más que ojos de serpiente, ojos de besugo

El film acontece durante un combate de boxeo en un Casino de Atlantic City. De ahí su título, a un doble uno en los dados se le llama ojos de serpiente, ya sabes, la casa siempre gana.
En medio de la pelea asesinan al Secretario de Defensa de los Estados Unidos, lo que implica que el recinto ha de permanecer cerrado para que el asesino no escape.
Cage interpreta a un sobornable Ricky Santoro, un chulesco poli que luce pecho peludo, cadenitas gitanas y ropa estrafalaria. Como era habitual en la época, el protagonista de la muy reivindicable 60 segundos gesticula y sobreactúa como alma cargada de farlopa hasta las trancas, con lo que si le añadimos el histriónico doblaje de Jordi Brau (también la voz de los Tom Cruise & Hanks) tenemos a un personaje totalmente desatado que carga al más pintado.


Snake eyes (Ojos de serpiente)
El pequeño Nicky y Brian De Palma

Si por algo es recordada la película es por su inicial plano secuencia de casi 15 minutos, uno de esos que tanto le gustan a su director. Pero ojo, plano secuencia tramposo, porque realmente hay como 6 u 8 cortes, algunos de ellos muy evidentes (¿alguién dijo barridos?).
Por lo demás el film sigue adoleciendo de lo que más se criticó 15 años atrás: la historia decae de forma alarmante a partir de su ecuador. El que nos enteremos tan rápido de quien es el culpable y todo lo que podía haber sido una historia puramente detectivesca acabe derivando en una persecución del gato y el ratón, nos deja un regusto amargo de lo que podía haber sido.

En defensa de De Palma hay que decir que nunca tuvo interés por esa trama de adivinar quien es el asesino, si no que su verdadera intención siempre fue hacer un film puramente noir. Ahí está la escena en la que le pegan una paliza a Cage para demostrarlo.
Aun y así me parece una verdadera lástima. Tener un recinto de 14 mil personas con un asesinato y encerrarlo todos allí para buscar el asesino, mientras fuera hay una ventisca y se aproxima un huracán es digno de un relato de Agatha Christie pero a gran escala.


Snake eyes (Ojos de serpiente)

Fue una película muy cara (más de 70 millones de dólares) y sus poco más de 100 millones recaudados no dejaron contentos a los estudios, que la consideraron un fracaso. A partir de ahí la carrera de su director cayó bastante, tanto en el interés de sus películas como el del público hacía ellas. Por suerte siempre nos quedará El fantasma del Paraíso.